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Tecnología
La startup Colossal Biosciences planea revivir al dodo, un ave que se extinguió en el siglo XVII.

La startup Colossal Biosciences, con sede en Dallas, está planeando una empresa ambiciosa: revivir al dodo, una ave que desapareció en el siglo XVII.

Este proyecto de biotecnología utilizará técnicas de clonación y manipulación genética para tratar de recuperar a esta especie extinta.

El dodo, originario de Isla Mauricio, en el océano Índico, era un ave no voladora que tenía una apariencia única. La pérdida de esta especie tuvo un impacto significativo en el ecosistema de la isla y dejó un vacío en la biodiversidad global.

El proyecto de Colossal Biosciences busca restaurar no solo la existencia del dodo, sino también su impacto en el ecosistema de la isla. Además, la empresa espera que su trabajo contribuya a la comprensión de la biología y la evolución de las aves y, en general, pueda tener implicaciones importantes para la conservación de la biodiversidad y la lucha contra la extinción de especies.

Sin embargo, el proyecto ha generado controversia, algunas personas están cuestionando su ética y viabilidad. Algunas argumentan que es inapropiado revivir una especie extinta y que la investigación podría ser mejor utilizada en esfuerzos para proteger y conservar las especies en peligro de extinción actuales.

En última instancia, el éxito o fracaso del proyecto de Colossal Biosciences dependerá, además de la evolución de la tecnología y la investigación biotecnológica, de la aceptación pública de la idea de revivir especies extintas. Solo el tiempo dirá si el dodo volverá a ser una realidad o si permanecerá en el olvido.


Dibujo del siglo XVII del ave estinguida Dodo o Dronte.

Reconstruccioón del Dodo
Reconstrucción del Dodo expuesta en el Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford.

Es difícil tener una descripción precisa de cómo era dodo, no obstante, podemos hacernos una idea basándonos en las descripciones y dibujos antiguos y en los esqueletos y restos encontrados. Los dodos se adaptaron a la vida en la isla y perdieron la capacidad de vuelo, sufriendo una fuerte regresión en su musculatura y los ligamentos en el esternón, además de una transformación en el plumaje, que se volvió filamentoso, la cola se acortó extraordinariamente y quedó provista de solo unas pocas plumas arqueadas y fijadas débilmente.

Podemos afirmar que el dodo era un ave de aproximadamente un metro de altura, de plumaje grisáceo y con un peso que, de acuerdo a análisis realizados en 2012, rondaba los 10 kg; sin embargo otras publicaciones estiman un rango de entre 9,5 y 17,5 kg.

Su pico era muy largo, aproximadamente de 23 cm, con punta en forma de garfio para romper las cortezas de los cocos. Sus patas eran amarillas y robustas, con unas cuantas plumas rizadas en su parte de atrás. Tenía unas alas muy pequeñas, que unidas a su gran peso y un esternón insuficiente para soportarlo le hacían incapaz de volar. La imagen del dodo es la de un ave gorda (con sobrepeso) y torpe.

El ser humano llegó a su hábitat (Isla Mauricio) en el siglo XVI. Las primeras noticias que se tuvieron en Europa del ave datan de 1574. En 1581 un conquistador español llevó un ejemplar a Europa. Los descubridores portugueses lo llamaron "dodo", "estúpido" en el habla coloquial portuguesa, por su torpeza y la facilidad con que podía ser cazado (el dodo evolucionó sin ningún contacto con seres humanos, por lo que no los veía como una amenaza). También se le ha llamado dronte, una denominación algo más científica.

La llegada del ser humano acarreó la propagación de nuevas especies en la isla, incluyendo cerdos, perros, gatos y ratas, la aparición de nuevas enfermedades y la propia destrucción de los bosques, de los cuales dependía en gran medida la subsistencia del dodo. Se calcula que el saqueo de sus nidos por parte de las nuevas especies tuvo un efecto más devastador que el de la caza. En particular, los cerdos llevados por el ser humano a la isla acabaron con los huevos de esta ave, pues asaltaban sus nidos y se los comían. Como consecuencia se produjo la completa extinción de esta ave un siglo después de la llegada de seres humanos a la isla.

Pero el dodo no es la única expecie extinguida que la empresa Colossal Biosciences planee recuperar. La biotecnológica también quiere resucitar al lobo de Tasmania y el mamut lanudo.

Aún siendo una tarea arriesgada, con un alto grado de incertidumbre, a la que todavía queda un gran camino por recorrer hasta llegar al final que se propopone, Colossal Biosciences ha recaudado para el proyecto, al menos, 225 millones desde 2021. La última captación de inversión ha hecho que la valoración de la startup esté ya en 1.500 millones de dólares.

Más info sobre "Colossal Laboratories & Biosciences" en: https://colossal.com/

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