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“Odio a toda esta gente homogeneizada, son todos iguales”. Y es que esta empresaria nonagenaria estadounidense, diseñadora de interiores e icono de la moda con redondas lentes XXL viene muy a cuento. Piensa que vivimos una de las peores décadas de la moda, con una sociedad obsesionada por vestir igual a lo que les dictan. “Se ha perdido toda la originalidad”. De hecho, a Apfel le extraña que la gente se sorprenda con su excéntrico estilo. “Lo que me parece raro es cómo la gente sale a la calle en masa con esas chanclas y esas camisetas blancas tan simples de tirantes. Parece que van todos a la piscina”.
Iris Apfel lo llena todo. Noventa y cinco años y esta leyenda viva de la decoración de interiores, todo un personaje de la sociedad neoyorquina, ilumina cada lugar en el que entra. La fama le llegó a los 84 años tras haber sido objetivo de una gran exposición en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York en 2005 (Iris Apfel: rara avis). Allí se podían ver más de 80 trajes de su peculiar colección de moda en la que hay piezas de Dior, Dolce & Gabbana, Nina Ricci, Geoffrey Beene, Lanvin, etc. Su estilo, sin embargo, rompió moldes mucho tiempo atrás, cuando con su peculiar gusto demostró que la moda era intuición y que combinar piezas de diseño con ropa de mercadillo no solo estaba permitido, sino que era una forma de triunfar haciendo caso omiso de los estereotipos. La exquisita firma de textiles y diseño interior que creó junto a su marido Carl, Old World Weavers, la llevó a tener clientes como Greta Garbo, Patricia Nixon y Estée Lauder y a decorar la Casa Blanca para nueve presidentes, desde Harry S. Truman hasta Bill Clinton.
Incombustible y pionera prescriptora de estilo, asegura que adquirió su primer complemento a los 11 años. “Soy una niña de La Gran Depresión, no teníamos mucho dinero. Nadie lo tenía. Y cuando conseguías un poco, aprendías a gastarlo sabiamente”, aseveraba.
Desde que se descubriera su hipnótico atractivo con una exposición de su colección en el Metropolitan de Nueva York –allá por 2005–, las revistas y marcas de moda han puesto sus ojos en ella. Y todo ello se ha materializado en campañas para, entre otras, la firma &Other Stories o M·A·C, y una línea de joyas, Rara Avis. Apfel, jovial como pocas, disfruta de esta inesperada efervescencia mediática y ofrece perlas como que el estilo es curiosidad y sentido del humor o que lo importante no es la fiesta, sino vestirse para ella.
“De pronto me he convertido en una estrella geriátrica. Mi marido y yo nos reímos mucho con la situación. He estado haciendo esto toda mi vida y ahora me encuentro con montones de revistas, sobre todo europeas, que están escribiendo sobre mí. ¡Pero yo no estoy haciendo nada distinto a lo que he hecho durante los últimos 70 años!”, apuntaba al respecto.
Pionera en el arte de combinar piezas de mercadillo con prendas de firma, en su fondo de armario conviven tesoros de grandes marcas con collares africanos. Coleccionista infatigable, se confiesa alérgica a las nuevas tecnologías: “Cualquiera que me quiera, puede encontrarme por teléfono. El correo electrónico y los móviles sólo han hecho torpe y aburrida a la gente joven. Ya no saben cómo hablar y comunicarse”. Y añade: “De hecho no me gusta lo moderno. Las tendencias vienen y van. Me gusta la ropa atemporal, lo simple, lo que puedas llevar mucho tiempo, aunque actualmente todo es de usar y tirar”.
Estas personalidades tan genuinas siempre tienen particularidades, y Apfel, cómo no, las tiene, como su odio a las redes sociales o el hecho de conservar aún el vestido que lució en su primera cita con el que sería su esposo. Y por si no fuera poco, existe una aplicación con divertidos y múltiples emojis de Iris y sus accesorios.
Más info en: https://smoda.elpais.com/celebrities/iris-apfel-91-anos-y-leyenda-viva-del-estilo/
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